Entendemos como soberanía energética al derecho de una sociedad a tomar sus propias decisiones respecto a la generación, distribución y consumo de energía, adecuándose a sus circunstancias ecológicas, sociales, económicas y culturales.
En nuestro país, la energía que consumimos tiene su origen en distintas fuentes, aunque no todas cobran la misma relevancia a la hora de abastecer la demanda local. Tanto a nivel nacional como internacional, la fuente de energía más importante son los combustibles fósiles. Para comprender cómo participa cada fuente de la oferta y la demanda, contamos con una matriz energética que explica detalladamente qué consumimos y en qué proporciones.
La matríz energética nacional
Una matriz energética es una representación de la totalidad de la energía que se utiliza en el país, destacando y detallando cuánto aporta cada tipo de fuente a la red local, ya sea de origen nuclear, hidráulica, solar, eólica, biomasa o a partir de combustibles fósiles. Sirve para analizar y comparar los consumos de un país a lo largo del tiempo (l0 cual ayuda en el armado de una planificación y en el desarrollo de políticas públicas) o para realizar una comparativa con otros países.
Argentina (y el mundo) tiende a tener una mayor participación de hidrocarburos en la producción energética. La mayor parte de la oferta se compone de petróleo (fuente de energía predominante en el mundo) y gas, que frente al carbón mineral o de origen fósil (el cual no se consume en cantidades significativas en nuestro país) producen una menor emisión de dióxido de carbono.
Por su parte, el gas natural comenzó a participar de nuestra matriz energética a finales de la década del 40, con la construcción del gasoducto entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires. En 1977, con el descubrimiento del yacimiento de Loma La Lata (Neuquén) se comenzó a incrementar el uso del gas y se produjo un cambio importante en la matriz nacional. Hoy en día, el uso del gas natural alcanza más de la mitad de los consumos del país, tanto en hogares como en la industria. Un dato no menor es que Argentina tiene la segunda reserva de gas y la cuarta de petróleo no convecional a nivel mundial, lo cual es fundamental para lograr un autoabastecimiento energético sostenido en el tiempo.
En materia de energías renovables, son la eólica y la solar las que (si bien aún no tienen un gran impacto sobre la oferta total de energía del país) están adquiriendo una mayor relevancia en la generación y es por esto que tantos los gobiernos provinciales como el nacional buscan aumentar su participación mediante diversas políticas públicas.
Es claro que la energía es una parte fundamental del desarrollo económico y social de un país y es necesario implementar estrategias que faciliten el acceso de toda la sociedad a ella, mientras que se contrarrestan los efectos contaminantes en su producción. En este sentido, según un informe público del 2020, las energías renovables lograron un crecimiento del 63% en ese año, cuando ya existían 396 centrales de generacion electrica en el pais. Recientemente, la Secretaría de Energía anunción el proyecto “Energía Limpia para Hogares y Comunidades Vulnerables”, con el fin de incrementar el acceso a la energía y su consumo eficiente en los hogares y comunidades más vulnerables, que contempla la inserción de tecnologías renovables y de consumo eficiente.
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